martes, junio 05, 2007

Descripción Mal-Lograda VII - Besando a Satán


Descendì desde el quinto piso del Fin del Mundo hasta el abismo infinito de la conciencia. Gregorio agotado, Jesus azotado, Platón crucificado y yo en medio observándolos a todos. En mi oido (como es natural) el cliché resonaba alto como el climax del Gráfico de barras de mi corazón: ¿de dónde vengo? Gloria al Padre, Gloria al Hijo y Gloria al Espíritu Santo y a metros mios, Lucifer con una vela, fumando y bebiendo. Me llama a dar un paseo.
Recorrí cien infiernos, fui tentado dos veces y una mas a la mentira; vi, como en el cine, cuan adentro tenía no uno, sino veintiún dedos en mi garganta. Quise volar, y me agaché. Quise tocar y coloqué mis manos en los bolsillos. Lucifer me miró, fijó su mirada en mis labios y le besé en el acto de homosexualidad mas hereje que podría haber cometido jamás. Luego de eso, aun en mi conciencia, desperté en los prados de donde supuse provenía el amor. Con un cerillo (el único) en mis manos, los quemé a viva voz y con un odio racionalmente sentimental, y bailé alrededor de estos fuegos cantando el único canto pagano que me sabía: Ninguno.
Silencio en la corte, que el burro va a hablar, y el primero en bajar con una luz angelical desde las nubes de humo que salían de fuego fue Dios como en las típicas películas Americanas. A veces pienso, y muchs veces hablo. Palpito inconcientemente, pero si pudiese elegir, dejaría de hacerlo. Respiro a conciencia pero no permito detenerme. Ayer murió mi perro. hace un año murió mi prima de 25 días. Hace dos semanas murió la palabra "esperanza" en mi diccionario. Horas despues de eso, murió la última gota de ganas de morir, en una estación amarilla de metro con mis ojos agonizando por no tener siquiera control sobre mi vida. Si, he jugado ajedrez con ella muchas veces, y en todas se ha dejado perder. Cuando ella toca tantas veces a tu puerta, reaccionas.
Aun en el mundo de la conciencia, vi a mi perro, y se repetía una y otra vez el momento en que lo vi girando por la carretera. Siento hoy que tengo una manzana clavada en mi cabeza y un manto rojo sobre mi cuerpo desnudo. Siento también que la carta jamás llegará. hoy soy Rodion Raskolnikov: El castigo me superó.
Subí diez pisos y llegué a la nada. Descendí uno y volví a ser yo. Dios no existe, pero les deseo todas mis bendiciones. Amén.