jueves, febrero 16, 2006

sin nombre (otro mas)



El fuego nació en la tarde. Luego de horas, aun no se extingue y sigue tan vivo como al nacer. Los hombres se prepararon afanosamente para no dejar detalles de lado: marcaron su cuerpo para siempre con los tatuajes quemados con piedra caliente en su piel sudorosa, brillante y musculosa figura acarreando encima la responsabilidad de una tribu. Sus cabellos largos danzando en el viento mientras de la fogata saltan miles de estrellas doradas que iluminan a los elegidos. En sus ojos ves al niño inocente que clama libertad y en su cara ves al lobo feroz que grita por sangre. La luna brilla dorada y esplendorosa en el firmamento libre de nubes. La llama sigue ardiendo. Los cuerpos sudorosos, tatuados y musculosos se reúnen, eligen sus mejores y mas letales armas: lanzas delgadas con puntas de piedra, hondas, mazas y hachas. No visten armaduras, les basta con su pasión mezclada con el sudor. Se miran los unos a los otros alrededor de la llama que aun no se extingue, se reúnen y a cada paso tiemblan la hojas en un pequeño perímetro al pie que pisa con precisión. Las mujeres los ven, los observan temerosas, con sus pieles morenas, cálidas, carnales, y sus labios ansiosos de un beso ausente que quizá se quede así hasta la eternidad.
Formados ya uno al lado del otro frente a la hoguera (en el caso de que, claro, hubiese un frente de esta) iluminando sus espaldas y proyectando inquietantes sombras sobre las hojas y ramas en el piso. Músculos, sudores y tatuajes corren al encuentro del enemigo, gritan, hacen temblar el bosque, los animales huyen, los arboles se estremecen, y miedosos como son, sueltan una que otra hoja. Detrás de ellos la llama se aleja y deja de proyectar las sombras de los guerreros. Arriba, la luna dorada en su ciclo completo (espectáculo visible solo una ves al mes) ilumina su camino bañando sus cuerpos por entre las ramas de los arboles temerosos. Corren a la libertad.
De pronto, un sonido que retumba con su infame eco en el bosque, que hace saltar a las aves de los árboles al igual que cientos de guerreros (con la diferencia que este fue solo UN ruido) proyectando una luz que enciende y apaga en milésima de segundo (en el supuesto caso de que a los guerreros les importe el tiempo a estas alturas) y que finaliza con un humo grisaseo en la atmósfera que se dispersa luego de que un cuerpo cae en su carrera, sangrando del estomago y gritando maldiciones (en el caso de que su idioma lo permitiese). La carrera se detiene. El cuerpo tatuado, sudoroso y musculoso ahora también está ensangrentado en su piel morena. Frente a él, el plateado brilla mas que el sudor.


imagen que tube el otro día en la noche.. lo encontré fuerte.. un poco a lo Quijote, pero mas retrógrada aún... no se ponerle nombre a estas cosas asiq ue por el momento esta sin nombre ^^
SALUDos!!